Salvo unos poetas y monjes iluminados, retirados en lo alto del monto, los demás tenemos nuestras ilusiones. Es más no es que las tengamos, es que las necesitamos. Alimentan nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestras vidas como una bebida energética con dosis de cafeína.
No hay comentarios:
Publicar un comentario