Hay personas que viven con un miedo constante a que su corazón deje de latir en cualquier momento, sintiendo cada latido como un número más en la cuenta atrás. Otros apenas son conscientes de que un corazón late en su interior, y viven el día a día ajenos a la complejidad de su funcionamiento interno. Es posible que la inquietud de los primeros no afecta a nada el resultado final, pero es evidente que sí afecta su punto de vista. No sabemos que será mejor, preocuparse en exceso o no hacerlo en absoluto.
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